Primer capítulo
¿Estereotipos un recurso obligatorio?
“Representar todas las formas de colombianidad no lo hace ni el arte ni la academia, ni nadie”. Con estas palabras Omar Rincón, un periodista y académico experto en culturas mediáticas, narra su punto de vista sobre los estereotipos en las novelas colombianas, que reconoce, pero no demoniza e incluso afirma que es un recurso fundamental y válido en la mayoría de las producciones.
Es un hecho que los arquetipos de personajes están presentes en las novelas colombianas, pero Rincón menciona que, a pesar de las críticas que esto ha tenido, se trata de una condición de la que no se puede escapar. Él afirma que “Los relatos comunicativos tienen que simplificar la complejidad de la realidad y la única forma de hacerlo, es vía los estereotipos”. Además, este fenómeno también cumple la función de generar empatía entre el televidente y los protagonistas.
Un ejemplo de lo anterior son los personajes de bajos recursos, quienes son dotados de una gran capacidad, sin una razón lógica aparente, Rincón los describe de esta forma: “El más bueno de todos es el pobre; el pobre es buenísimo. Es inteligente, es sabio sin haber estudiado en ninguna universidad lo nombran gerente, como pasó en Los Reyes, y el tipo saca a la empresa adelante sin saber cómo, porque el pobre es ¡buenísimo!”. Este discurso se fundamenta en las creencias populares que demonizan al rico e idealizan a la persona de origen humilde. Por esto, en algunas novelas se encuentra una lucha antagónica entre las clases sociales, en la que el espectador empatiza con el protagonista, quien suele hacer parte de niveles socioeconómicos medios o bajos.
Es innegable que los estereotipos son asociados con imaginarios negativos; sin embargo, en ocasiones funcionan para realizar una crítica, una parodia o querer concientizar sobre algo, por ejemplo, el caso de Yo soy Betty, la fea, de la cual Rincón menciona que “Lo más importante de esa novela es el cuartel de las feas (...), en el que las mujeres diversifican el concepto de belleza, se ríen de sus propios prejuicios y se burlan de los hombres”. Él argumenta que en esta serie existen diferentes tipos de “heroínas”, las cuales poseen una característica que en el imaginario popular las hace ver como mujeres poco bellas, como puede ser la gordura, la altura e incluso el color de piel, aunque es importante resaltar que todos estos personajes son felices, mostrando un mensaje crítico a través de un elenco con características arquetípicas.
Otro aspecto en el que los estereotipos se vuelven fundamentales es en el factor económico, por esto se tiende a crear personajes que la gente admire. Tomemos como referencia a las narconovelas, las cuales tal como menciona Diana Palaversich, quien ha escrito sobre el tema, se han encargado de hacer ver al narcotraficante como una especie de Robin Hood; y aunque es una visión distorsionada de la realidad, esto es lo que vende. En esto está de acuerdo Rincón, quien dice que “Todas las novelas que han criticado al narco son series que dan bajo rating, digamos El Mexicano, fue una serie bastante buena, al mexicano lo mostraban como un villano asqueroso y el rating fue bajísimo (…) toda serie que se hace con narcos como héroes da muy buen rating, ¿eso qué significa? Que la sociedad reconoce que el narco es un héroe popular y eso es culpa del país, no es culpa de la televisión”.
Lo mismo aplica para los estereotipos regionales, es necesario que los personajes de las novelas tengan cierta verosimilitud en el imaginario de los televidentes para que sea creíble. Por ejemplo, Rincón menciona que “Si yo hago una novela o una serie y pongo a un sicario boyacense, nadie me lo cree, si en cambio pongo a un calvo hablando “sisas parce”, ya creemos que es sicario; si ponemos un vallenatero chocoano no me lo creen, si sale un costeño, sí me la creen”.
Por todo lo anterior podemos ver como los estereotipos en las novelas colombianas, a pesar de tener muchos aspectos negativos, son un factor fundamental y casi ineludible a la hora de crear un universo, pues repercute en la generación de empatía y en la relación espectador- personaje, además de afectar el factor económico y de resultados de negocio. Aunque sea necesario ver con ojos críticos las construcciones arquetípicas, lo cierto es que grandes series de este país se han cimentado sobre ellas.
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